María Angélica Hernández Mardones

Estrella caída

La muerte me ha parpadeado en sus trazos

de hielo, su miedo al frío,

en ese su eterno vagar.

He sentido su temblor de pasos,

su desnudez de átomos

 sin abrigo, su tristeza encadenada a un cansancio

tan antiguo que ya no puede recordar

cuándo ni cómo nació, o si es una simple

anomalía universal, una estrella caída,

o un simple hueco en la textura de una tela infinita y sólida

que llamamos vida.

Pobre muerte, tan triste y sola,

nos busca

para arroparse, aunque sea por un instante,

con nuestra piel ya desechada.

Espero poder arroparla bien, cuando ella llegue,

y darle un poco de abrigo.

Mares

Puede haber tanta riqueza en la pequeña

inmensidad de una gota,

toda una vida en movimiento y

en suspenso, al mismo tiempo, creando formas complejas,

cayendo, flotando, o

en quietud sobre una piedra,

evaporándose lentamente,

aceptando su certeza de

 muerte.

Podemos caer, flotar, estar quietos,

ser lágrima, burbuja o impávida

esfera.

También ser explosión de agua en rebeldía,

como todo el mar que ahora nos

reclama

su derecho a defenderse,

a protegerse de nuestros afanes

de Conquista…

Hay otro mar que se desborda, tan profundo

y diverso como el que nos dio vida.

Ya se atisban sus primeros

oleajes.

Bio

De María: Soy una escritora, poeta y académica nacida en Chile y con nacionalidad venezolana, residente en Estados Unidos desde hace 29 años. Comencé a escribir poesía en mi adolescencia y lo he continuado haciendo a lo largo de mi vida. He publicado poemas sueltos en algunas revistas (la más reciente es la circulación digital “Mentekupa” https://mentekupa.com/a-donde-poner-la-caricia/) y tengo a mi haber cuatro libros de poesía aún inéditos que estoy en proceso de publicación, además de un libro de crítica literaria, publicado en Venezuela y en Chile.